
Se acabo el 2010 y, con este final de año, volvemos a decir las frase tópicas sobre lo rápido que pasó este año, sobre lo poco que nos hemos visto con cierta gente que hubiéramos querido ver más y damos nuestros mejores deseos a gente que no conocemos y que, en realidad, tampoco queremos conocer.
Lo peor es que alguna de las frases tópicas son verdad. El año pasa rapidísimo. No sé por qué, pero a partir de una edad, los años van como locos. Ni los noto. Se me hace diciembre sin darme cuenta. Salvo en las vacaciones, voy corriendo todo el año. En una yincana permanente de dejar niños, trabajar, volver a llevar niños a alguna actividad, imprevistos, enfermedades varias y un largo etcétera que cualquier padre conocerá.