martes, 13 de abril de 2010

Messi, los medios de comunicación y la democracia

En febrero tuve la suerte de visitar Argentina nuevamente. Hacía años que no iba, así que lo disfruté mucho. Volví a ver a esos amigos entrañables, de toda la vida, que siempre van conmigo aunque no los vea y con los que retomo charlas como si nos hubiéramos dejado de ver la semana pasada. Hubo hermosos reencuentros con compañeros del secundario (instituto en castellano ibérico) y con compañeros de la universidad. Me di de frente con ausencias dolorosas y con el calor de la familia propia y política. Volví a ver veredas rotas, adoquines y calles arboladas. Vinieron hacía mi un montón enorme de sanguches de miga, facturas, pizzas, empanadas y asados; vino argentino y cervezas con nombre de actriz francesa.

Lo que nunca me había pasado desde que deje Buenos Aires es que coincidiera mi visita con un partido de la selección nacional. No era un partido oficial, pero era un partido. Se jugó en Alemania así que lo fui a ver a un bar. El segundo mejor lugar para ver fútbol.

Empezó el partido. En el primer tiempo Argentina no jugó mal. Supongo que un tiempo es lo que le da el físico a Sebastián Verón, que es un “viejo” para el fútbol profesional y que hace de “10” en la selección de Maradona. El segundo tiempo, ausente Verón, que estaba en la cancha pero sin resto, el partido fue un plomazo infumable. Ganamos a la selección Alemana y Maradona ganó un poco más de aire en un país que duda mucho de su capacidad como técnico.

Hasta ahí todo más o menos normal. Lo que me llamó la atención, fue que parte de los gritos rituales de los aficionados que estaban en el bar eran contra Messi. A los: “cortálo”, “Pasála morfón”, se sumaban un montón de “anda puto, allá corres y acá no haces nada” y cosas por el estilo. Si Messi hubiera jugado mal, no me hubiera sorprendido pero jugó bien. “La pulga” hizo lo de siempre. Cuando le llegaba un balón pasaba lo de cada domingo en el barça: La pelota se ilumina, el estadio brilla y el mundo parece (con perdón de la Cabra Mecánica) más amable, más humano, menos raro.

Preferí no pelear y confraternizar. Para una vez que veo un partido en un bar en Buenos aires… conclusión: terminé gritando contra Messi abrazado a otros que celebraban el triunfo patrio a grito pelado.

Luego, en soledad, pensaba en por qué esos muchachos tan simpáticos, con los que terminé tomando una cerveza, no veían lo mismo que yo. Por qué no veían que Messi tiraba una pared y nadie corría, que los pases que le tiraban eran ladrillos...

En ese momento me di cuenta de que lo mismo decían los periodistas. De forma unánime los comentaristas hablaban de lo bueno que era Messi en el Barça y lo poco que rendía en casa. Me pareció ver una cosa intencionada en la crítica. No sé si para pegarle a Maradona (si no hace jugar bien al mejor del mundo, como técnico no vale mucho), porque la tienen adentro como el mismo pelusa dijo; porque el Diego apoyó la ley de futbol para todos (en Argentina todos los partidos de la liga se ven en canales abiertos y ya no hay que pagar por verlos) o por qué razón, pero han conseguido que la gente no vea lo que tiene delante de sus ojos.

Incluso han inventado una disputa entre jugador y entrenador. Supuestamente el mejor jugador de futbol que ha habido y habrá, tiene celos del jugador del Barça. No importa que Maradona lo haya puesto en todos sus equipos, o que no se canse de decir que ahora es el mejor del mundo. Le tiene celos, lo dicen los periodistas y punto.

Ese acuerdo general me hizo pensar en el poder de los medios de comunicación tanto en Argentina como en España. Ahora mismo el gobierno argentino soporta una feroz campaña en su contra de los grandes monopolios “informativos”. No hay medios que intenten dar una visión imparcial de lo que pasa. Todos, salvo el estatal que es claramente oficialista, atacan al gobierno por todas y cada una de sus medidas. En la política argentina así como en los medios parece imposible una posición que no sea a favor o en contra del gobierno. Es conmigo o contra mí.

Si creemos que hubo crispación en el primer gobierno de Zapatero, cuando el PP acusaba al gobierno de entregarnos a ETA, rendirse ante ETA, o ser lo mismo que ETA y el periódico El mundo se hacía eco de cuanta campaña ridícula iniciaba la derecha o la extrema derecha… eso no fue nada comparado con lo que pasa hoy en Argentina.

En España el gobierno socialista tenía o tuvo el apoyo del grupo mediático Prisa, que de este lado del mar juega de medio de comunicación progresista y del otro es bastante reaccionario. Eso contrarrestaba bastante la campaña de la derecha.

Digo tuvo porque cuando Zapatero les quitó una parte del negocio del fútbol televisado, le empezaron a pegar sin piedad. No importó que ese mismo gobierno les hubiera “regalado” un canal de aire, o que les haya salvado las papas cuando los bancos querían cobrarle al grupo una deuda millonaria que no podía pagar. No importó nada. Cuando les quitó algo del negocio, se pusieron el cuchillo entre los dientes y Zapatero dejó de ser ese político serio pero simpático, suave pero eficaz, para ser un inútil que no sabía cómo sacar a España de la crisis.

En uno de mis anteriores viajes el monopolio Clarín defendía con uñas y dientes a Kirchner. Todo lo que hacía el gobierno estaba bien. Tanto que al final de su mandato Néstor Kirchner sacó una ley muy beneficiosa para ese grupo. Era cuando la opción parecía ser esta: el gobierno o el abismo.

Ahora, después del intento de Cristina Fernández de cobrar impuestos a los productores agropecuarios, Clarín hace todo lo contrario. Seguramente habrá habido un paulatino distanciamiento que a mí, desde aquí, se me escapa. La sensación que tuve esta vez, es de un cambio absoluto de la postura del grupo mediático. Todo está mal e irá a peor. No se cansan de predecir desgracias que por suerte no se cumplen. El gobierno se defiende con la nueva ley de medios, que anula una ley de la dictadura, e impide el monopolio informativo. También ahora es más permeable al reclamo de las abuelas de plaza de mayo que quieren comprobar si los hijos de la dueña del multimedios no son hijos de desaparecidos.

Este grupo, como casi todos los grandes empresarios argentinos, tuvo muchos negocios con la dictadura y complicidad con todo el horror que se vivió. Esta complicidad en el caso del grupo Clarín parece haber llegado hasta tal punto que la dictadura le habría entregado a la dueña dos hijos de desaparecidos. Eso está por comprobar, pero se sabe que la adopción de estos niños no fue legal y que el robo de niños fue una política de los militares. Digamos que el holding, tiene su origen en esos años. Al principio de la dictadura era un periódico importante, al final era un grupo mediático monopólico.

La cuestión es que tanto el grupo Clarín como el grupo Prisa, intentan que los gobiernos de nuestros países hagan la política que a ellos les parece mejor. También es cierto que es muy difícil para cualquier gobierno resistir el embate permanente de los medios de comunicación que tienen radios, televisiones y periódicos. No es como antes, cuando un periódico se peleaba con el gobierno, o con tal ministro. Cuando uno de estos poderosos holdings empresariales decide atacar al gobierno, todos sus medios se ponen a lo mismo. No hay fisuras, todos los periodistas, o como quiera usted llamarlos, atacan por todos los frentes posibles al político de turno. No existe, hacía adentro del grupo (más en el caso argentino que en el español) la tan mentada libertad de expresión y mucho menos pluralismo o voluntad de informar.

Los políticos generalmente eligen ceder a poner sus puestos en peligro. Pero las empresas mediáticas parecen insaciables. O me das todo, o te arruino la vida tanto que no lo vas a poder creer, parece ser el lema.

Entonces y más allá de lo que uno piense de estos gobiernos ¿Cómo puede alguien oponerse a unos intereses tan poderosos? ¿Quién manda en la democracia? Entiendo el derecho del grupo Clarín o del grupo Prisa a criticar lo que les parece mal, pero si quieren dirigir el gobierno ¿no deberían presentarse a las elecciones?

Yo leo el País, pero no sé si quiero que el señor Polanco (dueño del grupo Prisa) dirija España, otro tanto con la señora de Noble ¿Quién los votó? Y lo que es más complicado ¿Quién los controla? ¿Ante quién responden?