lunes, 8 de septiembre de 2008

Divorcio estival

En España se terminan las vacaciones para casi todo el mundo. Nos acercamos al “comienzo del año” que curiosamente en este país es en septiembre. Cosas del clima que no dejan de ser curiosas. El año comienza a 4 meses de su final. Estos años dan la impresión de ser mas cortos que, por ejemplo, los argentinos que van de Marzo a diciembre. Las vacaciones de navidad o de invierno nos dan un respiro y hacen que el “inicio” del año no sea tan duro.

Con el final de las vacaciones de verano, dicen que aumenta el numero de divorcios. Parece ser que después de pasar las vacaciones juntos mucha gente se da cuenta que la persona que tiene al lado no es con la que quiere compartir el resto de su vida. Esos 15 o 30 días los convencen de que todo ha sido una mala idea y que va a ser mejor que cada uno siga su propio camino.

El dato, de ser verdad y no ser solo una leyenda urbana, no deja de ser llamativo. Incluso podría ser hasta cierto punto cómico. Debe ser feo que las vacaciones en vez de ser un periodo de relajación, descanso, disfrute, terminen siendo el momento en que te planteas: “que hago acá con esta mujer o con este tipo”. Que en vez de estar disfrutando con la playa, la montaña, las paellas y el tinto de verano, estés pensando: “tendría que haberle hecho caso a mi mamá cuando decía que este era un inútil”. El tema da para una de esas películas costumbristas que siempre comenzaban como una comedia y terminaban tan triste que te ibas del cine hecho polvo. Por suerte no estamos en los 70 y primeros 80 y esas películas casi no se hacen y cuando se hacen no las ve nadie.

Si el dato es cierto es terrible y tiene poco de divertido. No porque la gente arruine sus vacaciones o elija ese momento, en el que comparte mas tiempo con su pareja, para decidir divorciarse, si no por lo que dice del resto del año. Del resto de nuestra vida aparte de las vacaciones.
¿Cómo vivimos que nos damos cuenta de que no queremos a nuestra pareja cuando compartimos con ella 15 días? ¿Qué hacemos el resto del año? ¿En que clase de vorágine de mierda nos vemos sumergidos cuando la persona que amamos y que comparte techo y cama con nosotros se convierte en una completa desconocida? ¿tan alienados estamos?

No nos vemos, no nos miramos, no nos escuchamos ¿No nos deseamos?

Me pregunto si esa es la vida de adulto. No la incomunicación o el aislamiento; Que también. No, me refiero a la vorágine del día a día. A la sensación de estar siempre corriendo como si fuera un hámster en esas ruedas sin fin. Corriendo para no llegar nunca a ningún lado. Corriendo para descubrir que al final del día lo único que quieres hacer es mirar la tele y no pensar en nada. No pensar en que en el día que sigue a esa noche todo será mas o menos igual y tu estarás corriendo otra vez para no llegar a ningún lado. ¿Eso es la vida que nos espera de jaca hasta que seamos viejos? Hasta que hayan terminado de sacarnos el jugo y seamos jubilados.

Conozco mucha gente que no vive así. Que se lo ha montado para que la vida sea algo mucho mas amable pero la mayoría de nosotros vive de esta forma. Digamos que conozco algunos privilegiados que consiguen escapar a la vida rutinaria, a la cinta para correr en el mismo sitio pero son casos excepcionales.

En mi caso, por suerte tengo las vacaciones