lunes, 16 de marzo de 2009

Marihuana y otras yerbas

Cuando era adolescente mis amigos empezaron a fumar marihuana. Bueno, mis amigos y yo empezamos a fumar sería lo mas acertado. Algunos fumaban más, otros fumaban menos y algunos sólo fumábamos cuando surgía, por que en soledad no nos tentaba y para una reunión social preferíamos llevar otras cosas.

La marihuana nunca me gustó demasiado. El que no fumara tabaco seguramente influyó pues no le veía mucha gracia a cualquier cosa que se fumara. No le sentía “gusto” y por lo tanto no era algo que me interesara demasiado. Nunca decía que no, si me ofrecían una calada pero nunca lo hice un habito. Siempre me gustó más la ronda y el colocón compartido, la cosa social, que el porro en si.

En realidad creo que ninguna droga me gustaba demasiado en aquel momento. Tomábamos un vino que venia en tetrabrik y que era de las cosas más horribles que he probado en mi vida. Además lo tomábamos sólo, ni siquiera hacíamos calimocho (vino con Coca cola). A lo más que llegábamos, y no demasiadas veces, era al “metal” (vino blanco con Fanta naranja). Tomábamos eso porque, si no me equivoco, aun no eran muy frecuentes los envases plásticos para gaseosas y los envases de vidrio eran retornables.



Escribo esto y me siento mas viejo que matusalén pero no es que yo sea muy viejo si no que el mundo va muy deprisa.

Volvamos. Nos juntábamos en la calle para ir a algún lado y si teníamos que comprar algo para beber y ponernos un poco pedo (la única explicación que encuentro a beber aquel brebaje repugnante) teníamos que barajar varias opciones: si querías una cerveza debías comprar el envase…. descartado. Lo mismo con la gaseosa… descartada. Tampoco se nos ocurrió nunca comprar los vasos que utilizan los adolescentes españoles para los minis. Tampoco creo que hubiera.

Nota para los argentinos. En España los adolescentes se juntan en la calle y beben cerveza, calimocho y cuba libres de ron o whisky en unos vasos de plástico de medio o un litro. Es muy común verlos juntarse llevando bolsas de supermercado llenas de bebidas blancas, gaseosas y vasos de medio litro desechables. Esta medida, el medio litro recibe en España el nombre de Mini. Cuando los chicos se juntan a beber en la calle se llama “botellón” o “ir de botellón” y esta prohibido. Se hace porque es mas barato beber así que en los bares y porque en los bares de copas (eso merece otra nota aparte que haré otro día explicando cómo son) la música esta tan alta que no pueden hablar. Como cualquiera puede suponer si no hay diálogo la posibilidad de ligar esa noche es más difícil. Solo ligarían los guapos, los que entren por los ojos y eso seria una injusticia para los demás; para los que tienen que remar y remar para llevarse el ligue al huerto

Volviendo a nosotros: bebíamos ese vino horrible que no nos gustaba.

La cerveza tampoco es que me volviera loco y solo la tomábamos en verano. Mi adolescencia fue una época de malos vinos más que de otra cosa. Vinos blancos casi siempre por que los tintos de esos precios eran aun peores.

Cuando una parte del grupo se fue hacia las drogas más químicas, léase cocaína, pastillas etc., ya no me interesó. Menos sabor aun que fumadas, las drogas así perdían todo su encanto.

Las pastillas y en general todo lo que tenga químicos me da muchísimo miedo. Nunca las he probado y estoy grande para empezar ahora. Tome una vez medio valium porque no podía dormir y fue un desastre. Me puse tan nervioso por los efectos posibles, según mi febril imaginación, que no dormí nada. Desde ese día descarte las drogas en pastillas tanto legales como ilegales.

La cocaína se hizo popular con la década infame versión dos o también llamada “Menemista”. Funcionarios corruptos y políticos sin principios, sin programa, sin nada más que su cara bonita y su oratoria, hacían gala de una cultura del éxito que me daba un poco de asco. El país se hundía y ellos vivían en una eterna fiesta de pizza, champán, modelos tontas, vedettes y cocaína. Nadie la nombraba pero estaba ahí. El resto miraba. Pero la cocaína fue lo único de la fiesta que se metió en todos lados. Dejo de ser una droga cara y reservada para unos pocos. Paso a ser una invitada más de las fiestas y las reuniones sociales. A mi todavía me da un poco de asco porque cuando la veo me acuerdo de esta gente. La asocio a personas de traje que derrochan el dinero de los demás. Nunca he estado en una fiesta con ese tipo de gente así que nunca los he visto meterse, pero esa imagen me viene a la cabeza cuando algún amigo hace un aparte sospechoso.

He vuelto a fumar alguna vez. Más para poder dormir cuando mi familia no esta en casa que para otra cosa. Si no están, la casa parece que se me cae encima y entonces no me duermo. Me dan la tres de la mañana y estoy viendo alguna tontería en la tele, sin enterarme de nada y esperando el sueño que no llega. Un amigo me dijo ¿Por qué no te fumas un porrito y luego te acuestas a dormir? Lo hice un par de veces y funcionó pero preferí evitar que mi familia se fuera sin mí a ninguna parte y duermo mejor.

Gracias a esta nota no podré ser nunca presidente de Estados Unidos (por esta nota y porque no soy de ahí, ni pienso ir en los próximos años, por lo menos hasta que no cierren Guantanamo, pero bueno...), cada vez que hay unas elecciones le preguntan a los candidatos si han consumido marihuana alguna vez y, en caso afirmativo, esto resulta todo un escándalo. Recuerdo que Clinton dijo que había fumado una vez pero que no había tragado el humo. Es curioso porque todo el mundo incluido, el periodista, y el propio Clinton sabemos que eso no solo es absurdo si no que es mentira. Nadie fuma un porro y no se traga el humo ¿no? ¿Para que lo fuma entonces? Y también podemos suponer que un tipo como Clinton que pasó su juventud en los 60/70 debe haber tragado el humo del cannabis más de una vez. Bush hijo (hijo de… se dirán ustedes) parece que se tomaba hasta el agua de los floreros pero nunca, nunca, nunca lo mezclaba con marihuana y parece que eso le hacia más honorable que el anterior presidente demócrata.

Es raro ese país. Si uno ve las películas y las series de televisión yanqui dan una imagen bastante liberal pero luego parece que en realidad no es así. En España a nadie se le ocurriría preguntarles a los candidatos a presidente si fumaron marihuana o hachís alguna vez. Es algo privado y si bien habría una minoría que lo utilizaría para escandalizar, creo que a mayor parte de la población no le interesaría el tema. Además seria curioso ver a los políticos españoles contestar este tema pues creo que del porrito en su juventud se salvan muy pocos. Yo desconfiaría de un político que dijera que nunca probó nada, que nunca se dejo llevar ni poquito, desconfiaría de alguien que nunca ha sido joven.

2 comentarios:

Foros dijo...

Lo he leido intentando salirme de mi ser de mamá...y me ha gustado aunque me ha costado un poco.
La coca se puso de moda "en Argentina" en la epoca que mencionas, lo das por conocido.
Un aporte que es pregunta ¿se puede escribir en primera persona sin poner tantos "yo?
Muy bueno el final.

el Atrapa Relámpagos dijo...

Inevitablemente me hiciste acordar mi relación con las drogas cuando era adolescente: fue bien de lejos: también me dan miedo.
A los 12 años tenía unas amigas que iban a otro colegio (mis compas de cole eran más chicos que yo).
De un día para otro nuestros juegos y paseos inocentes e ingenuos se transformaron en reuniones en la vereda, con los compañeros de ellas; y la gracia era fumar, tomar cerveza y tirar la ceniza adentro de la botella, "para que pegue más" decían. Yo no lo podía creer: esas no eran mis amigas!!
Era una tarde ventosa, de inclinado sol de otoño... y me volví a mi casa cabizbaja, comprendiendo que hablábamos diferentes idiomas. Y nunca volvimos ser amigas.
3 ó 4 años más tarde, con otras amigas, en una fiesta de fin de curso en el secundario de ellas -yo, ya se sabe, todavía estaba en primaria- había mucho ruido, música, calor y saltos: sin respirar, para no sentirle el gusto amargo, me tomé a grandes tragos el único líquido bebible que había para atenuar la sed: cerveza.
Por lo demás siempre me gustó el olor de los porros, pero nada más.

Yo no creo que necesariamente para haber sido joven haya que haber probado drogas: como le dijo la pediatra a mi hijo: "en el álbum de la vida siempre te van a faltar figuritas; siempre te van a quedar montones de cosas, de experiencias sin probar: ¿qué necesidad tenés de probar las drogas?...". (no alarmarse, no es que mi hijo esté pensando ya en drogarse, esto venía a cuento de otra cosa´. Y me pareció una buena postura).